P.: Cuando ve un anuncio publicitario, ¿cuál es la imagen que le llega de las diferentes mujeres que aparecen? ¿Esta imagen es distinta según qué productos?
R.: Por un lado, muchos anuncios parten de clichés sociales algo caducos, tales como conversaciones entre madres e hijas recomendándose productos desde hace décadas. Por otro, jóvenes en grupo que utilizan productos y aportan cierta imagen de conjunto, igual que si ya no pudiesen pensar ni decidir por sí solas. A diferencia de otros anuncios que recurren a una persona famosa para transmitir una recomendación de tú a tú, y en donde algunas veces en ese tipo de anuncios se evita lo más irrelevante.
P.: ¿Cree que actualmente se dan muchos casos de publicidad sexista o cada vez se reduce más?
R.: En lo que se refiere a determinados anuncios sobre productos de limpieza, se han reducido en parte las escenas más sexistas de mujeres que limpian, friegan y llevan la casa, para demostrarnos que ahora son productos tan eficaces que la mujer gana tiempo para hacer otras cosas. Sólo que, en cuanto se vislumbra esto, ya aparecen niños, con lo que es un espacio de tiempo que siempre dedica a los otros...
P.: Según su opinión, ¿vende más la imagen del producto que el producto en sí?
R.: Si el producto es conocido, éste ya se vende solo. Aun cuando en una sociedad de consumo como la que vivimos todo adquiere una competitividad, y las grandes marcas deben seguir rodando anuncios para recordar que sus productos están en el estante de costumbre. La imagen es la cara del producto, como más atractivo sea el anuncio, más conectará con el comprador potencial y, por tanto, más venderá.
P.: ¿Cree que a nivel publicitario se ha llegado a una situación igualitaria?
R.: Aún no. La mujer está al frente de los anuncios de limpieza y los medicamentos sin receta. Mientras que los hombres siguen conduciendo los coches y vendiéndonos las aseguradoras de automóviles, médicas, de hogar y vida. Es evidente que se ha establecido desde hace mucho que el hombre es la cara seria de este cliché. Por más que a un nivel más juvenil, los chicos a menudo recuerdan la comida de su madre cuando compran comida envasada, a la vez que las madres primerizas encabezan todos los anuncios para recién nacidos.
P.: ¿Qué cambios cree que debería haber en la sociedad para evitar esta desigualdad?
R.: Constantemente absorbimos información. Los anuncios están en nuestro día a día, tanto directa como indirectamente. Sin embargo, en este país constantemente parten de un modelo base de familia que no dista tanto de aquella imagen predeterminada de los inicios de la publicidad. Es necesario integrar otras variantes a la fórmula de siempre, por ejemplo mostrando familias de padres separados, del mismo sexo, familias monoparentales, hijos adoptados de otras razas. Es obvio que hoy en día las minorías aportan mayor riqueza a nuestra sociedad. En otros países se da mayor visibilidad a esto. Y en ámbitos como por ejemplo series televisivas, películas o libros, se va introduciendo a la fórmula, y con bastante éxito.
P.: ¿Cree que el estereotipo que marca la publicidad se atribuye a la realidad o dista mucho?
R.: El estereotipo se atribuye a la realidad, sólo que, en el momento que nos la presentan, nos hace creer que si comemos tal producto nos hará esbeltos, guapos y por qué no, también más jóvenes; los modelos son la cara bonita, a su vez, espejismos de aquello que pretenden vender.
P.: ¿Cómo cree que afecta la publicidad sexista sobre las mujeres?
R.: Afecta en la imagen de la mujer que entorpece el camino hacia una sociedad más igualitaria y justa.
P.: Finalmente, ¿cree que si no hubiese este tipo de publicidad los cánones de belleza no estarían tan impuestos en la sociedad?
R.: Los anuncios imponen unos cánones de belleza para poder vender sus productos. También los vemos en el cine desde la época del cine mudo, son cánones que varían, aunque muy lentamente. Por decirlo así la mujer es esclava de la moda y de las tendencias desde hace mucho. Lo que ha cambiado es el modo como nos han presentado a la mujer en los últimos años, a través de modelos muy jóvenes y delgadas, ello ha llevado una serie de problemas alarmantes en la sociedad de hoy en día, como la anorexia o la bulimia, porque esta imagen dista mucho de la real y es engañosa ya que reparan constantemente cualquier imperfección con photoshop en portadas de revistas de tirada a escala mundial, lo que propicia que sean muchas las personas que terminan recurriendo a la cirugía estética.
